![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirK3hijDq6EE0IgG2SoQsaH_eOdga23vebKE6QLcpXMLuUQ4LTCNUfBMVM_2_kasYFMZASLaaxPRqseS8jxqcAKJoUN6OF3flxn4Skk7iTNxtw5u7apiJs9s1kgNWKl6BXnSRy8c_sTXE/s320/prom%C3%A9teme.jpg)
And I would have stayed up with you all night. Had I known how to save a life…
La rutina volvió a estancarse de nuevo en aquel limbo eterno que parecía ser el mío. No sabía por qué estaba allí, y tampoco me molesté en preguntar. Me encontraba completamente sola, bañada por una oscuridad apabullante. No había luz por ninguna parte y no podía distinguirme ni las palmas de mis manos. Pero eso no era nuevo. Cada noche, cada vez que lograba cerrar mis ojos para no volver a abrirlos en las próximas ocho horas, aquel sueño me perseguía como loco. Me esperaba en mi cama cada día, al dar las diez. Tentador, furtivo, pero demasiado peligroso. Porque, mientras contemplaba la oscuridad que me rodeaba, la nada más inmensa, sentía miedo. Miedo a no salir de allí, a no poder escapar, huir.
Comencé a desesperarme, como siempre. Sentí cómo las gotas de sudor resbalaban por mi sien, presas del nerviosismo. Miré a izquierda y derecha, pero no había nada. Ni luces, ni aromas, ni tactos, ni sonidos diferentes. Todo estaba sumido en el más profundo de los silencios. Y yo cada vez tenía más miedo. Las rodillas comenzaron a fallarme y, a los pocos minutos, me desplomé, sobre fuera cual fuese el suelo que hubiera debajo de mis descalzos pies. Me agarré fuertemente las rodillas, buscando cualquier tipo de protección ante la soledad eterna. Y, como siempre, antes de que los suplicantes sollozos se convirtieran en algo más, una espalda se apoyó contra la mía. Una espalda grande, fuerte.
Como si lo necesitara, como si toda mi vida hubiera estado esperando ese momento, dejé caer una de mis manos y la arrastré hacia esa espalda, quedándome a medio camino entre la persona desconocida y yo. Mi cabeza seguía entre las piernas, incapaz de moverse. Hasta que sentí su tacto. Rugoso, fuerte, cálido. Su mano se posó sobre la mía, apretándola contra el invisible suelo. Luego, vino el susurro. Aquel susurro reconfortante, que hacía que me sintiera completa cada noche.
-Camina, corre, huye, avanza –era un susurro lejano. Tanto, que apenas podía distinguir si era de hombre o mujer-. Sígueme, persígueme.
Pestañeé y todo se volvió blanco. Absolutamente todo. La melodiosa, cariñosa y dulce voz se perdió completamente en la lejanía. Aquella espalda grande y segura desapareció, al igual que la mano cálida y protectora. Incluso yo desaparecí del plano. Lentamente, abrí mis ojos, preparada para cualquier cosa.
Menos para lo que me estaba esperando al otro lado.
WLS
Hacia tiempo que no leia
ResponderEliminarnada tuyo, muy buena la
historia ^-^
gracias.
ResponderEliminaryo intentaré pasarme por el tuyo cada vez que pongas algo :)