Te he soñado escapándote de la verdad; hoy tu imagen se vuelve diferente, tu recuerdo parece que se va lentamente; me siento un poco más valiente y a ti que me heriste, tal vez sin querer, te perdono porque sé perder.

martes, 16 de marzo de 2010

I thought I could fly...


And I don’t want to hear the sound of losing what I never found…

Sentada en una parada de algún autobús de cualquier calle, miré al vacío una vez más. Contemplé el charco en el que pisos llenos de recuerdos se reflejaban. Y sentí que no avanzaba. Una vez más, noté el frío de aquel estancamiento perpetuo al que miles de cadenas ásperas e irrompibles me sometían. Contemplé la madurez en el cielo. Azul, despejada, limpia. Tan imposible, tan inalcanzable. Demasiado intangible como para ser cierta. La inocencia intentando no ahogarse en el charco que mis pies habían pisado segundos antes. La inocencia, que se negaba a abandonarme. La inocencia. Pesada, chillona, que se burlaba de mí suspiro tras suspiro. Aquel camino desértico ya no podía ser más largo, ya no podía complicarse más. El cielo no podía hundirse más, pues ya casi lo rozaba si me ponía de puntillas. A pesar de ser de un azul intenso, de ese azul que roba sonrisas, yo lo veía gris, gris oscurecido. Porque tal vez esperaba un trueno que lo destruyera todo y que me dejara escapar. Un relámpago, un rayo, un halo de luz ardiente. Algo que significara el fin de aquella agonía adolescente, de aquella confusión, de aquella parada profunda y dolorosa que jamás podría superar. Nunca apareció ningún trueno. Seguí esperando cinco minutos más, hasta que un autobús cualquiera se detuvo frente a mí, abriéndome sus puertas a un nuevo mundo. Donde tendría que buscar otra manera de escapar, de huir sin que nada importase. Ni una mirada furtiva, ni un “perdona, no quería pisarte”, ni un empujón a propósito, pero sin maldad. No, el amor no podía salvarme aquella vez.
Y, casualmente, alguien me miró. Alguien le susurró a mi oído “perdona, no quería pisarte”, justo después de sentir mi cuerpo un pequeño pinchazo en el pie. Alguien me empujó. Miré al vacío una vez más. Traspasando los cristales del transporte, las verjas, los edificios, el horizonte. Y me quedé allí, en la nada. En la oscuridad.

No, el amor no iba a salvarme aquella vez.


WLS

6 comentarios:

  1. vaya esta genial genial eh¿?! me encanta en serio ^^

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  2. creo que por ahora es la que más me gusta :D

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  3. uaaa esto lo escribes tu!? halaa o.o

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  4. moooLaaa!! =)
    a ver, no stoy muy motivada
    xa escribirte algoa si como la biblia
    pero que me gusta como escribes :)
    y que te lo llevo diciendo desde que eras un moco
    TeeesQuiiieRooooo!!! ^^

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